miércoles, 18 de mayo de 2011

Un Dios Que Se Va






Rafael Barrett en una conferencia sobre “El progreso” en Asunción del Paraguay nos decía: “Mi proyecto es provocar en el interior de vuestros conceptos y de vuestra moral un pequeño temblor de tierra, conseguir desnivelar un cimiento, agrietar un muro.
Me encantará que no salgáis de esta sala satisfechos y tranquilos, sino inquietos y quizás algo irritados.
Siempre es mas bello desplegar las velas que anclar en las aguas dormidas…” y así fue.

Sus textos son de una vigencia perturbadora, su poesía convive con una crueldad indescriptible.
A cien años de su muerte, su vida y su obra se nos presenta como una fuente de inspiración, como un faro para nuestra creación teatral.